Durante este último
tiempo, me he tomado un tiempo (valga la redundancia) para pensar en varios
temas y resolver -o intentarlo, al menos- qué quiero para mí en los siguientes
meses y años. No es que pretenda ser un maníaco que sigue una detallada planificación
de todo lo que hace y dice a cada minuto (me gusta tener control y proyección
sobre las cosas, pero nunca a tal extremo), pero creo que estoy en un momento
en mi vida en que necesito definir ciertas cosas.
Por ejemplo -yendo a lo
más inmediato- en estos días (pero el próximo año) debería estar eligiendo la
mención con la cual me titularé de Ingeniero Comercial (Administración o
Economía). Tengo tantas cosas que sopesar para tomar esta decisión, como que en
lo que quería especializarme en un principio no me está yendo tan bien como en
la otra opción o ciertas cosas en un terreno más privado que me están pasando y
que también pueden influir en esto. Claro que también debo analizar con mucho
cuidado las razones por las cuales no estoy rindiendo: si es porque me cuesta
la materia, porque no me gusta o por falta de esfuerzo, qué sé yo. De todas
formas, todo esto puede verse de la siguiente manera: tendré que decidir si
seguir el sueño que tengo hace varios años (aunque implique sacrificar tener
mejores notas o tener que dedicar un mayor tiempo de estudio) o si optar por la
opción en la que tendría mayores probabilidades de tener mejor rendimiento
académico y que, quizás, se adapte mejor a las circunstancias que he estado
viviendo en los últimos meses, pero que a la vez no es la razón por la cual
decidí entrar a estudiar Ingeniería Comercial.
Un tema que de cierta
forma está relacionado con lo anterior (pues influye mucho en los estudios) es
algo que me he dado cuenta ahora último: mi capacidad de memoria. No es nada
grave, gracias a Dios, pero me he percatado que esta no rinde mucho para lo que
tiene que ver con la Universidad (recordar ciertos procedimientos, cosas así)
pero sí para cosas tan irrelevantes para cualquier otra persona –pero no para
mí- como recordar los recorridos del Transantiago o las patentes de los buses.
Me gustaría que pudiera desarrollar mi memoria tanto o mejor de lo que ya lo
hago para esos temas como para mis estudios, porque a veces me frustra bastante
fallar en ciertas cosas solo por asuntos de memoria. Pero bueno, al menos sé
que tengo la capacidad, me quedaría solo potenciarla más, ¿no?
Otro de los temas que me
preocupa -pero a mucho más largo plazo- es algo que está implícito en todo lo
que implica crecer, convertirse en un adulto "hecho y derecho" y
tiene que ver con qué pasará con mis amigos una vez que entre a trabajar. Ya me
ha pasado que desde que egresé del colegio he visto muy pocas veces (casi todas
por coincidencia) a mis excompañeros (especialmente a mis amigos más cercanos)
y temo que eso suceda (y de peor forma) con mis amigos con los que más comparto
en esta etapa de mi vida (que he conocido en la Universidad o en otras
circunstancias), porque lo que uno recurrentemente ve es que los adultos no
tienen tanto tiempo “libre” después de sus trabajos, pues también deben dedicarle
tiempo a sus familias o a hacer las compras y después de eso, recién se ve la
posibilidad de juntarse con las amistades (si es que estas pueden, también). Me
he dado cuenta que dependo mucho de ellos (a veces, más de lo que quisiera)
pues -aunque varias veces ande solo y me gusta pasar ciertos momentos del día
sin compañía- es cuando comparto con la gente que quiero, con mis amigos cuando
me siento mejor y más feliz, cuando conversamos de los más diversos temas
(tanto por complejidad como por temática-en-sí) o cuando simplemente caminamos
sin necesidad de cruzar palabra. Estar en compañía sin duda me hace mucho más
feliz.
Y el otro tema
precisamente tiene que ver con la última frase del párrafo anterior:
"estar en compañía sin duda me hace más feliz". Puede que esté cerca
del momento en que decida compartir mi vida, mis vivencias, mis temores, mis
alegrías, mis expectativas con alguien. En los últimos meses han pasado ciertas
cosas, ha habido ciertos indicios que me
han llevado a pensar seriamente en este tema. Me cuesta mucho hablar (en este
caso, escribir) de esto pues, a pesar de que a ciertas personas les he dado
ciertos indicios sobre esto, es raro para mí hablar del amor de pareja. Nunca
he tenido una relación amorosa y nunca me he enamorado de verdad (sí he tenido
ciertos “enamoramientos”, mas nada que se acerque a estar dispuesto a tener una
relación más seria), pero ahora me siento más cerca de lo que hace poco creía
de poder llegar a concretar algo así. Es más, creo que me siento más cerca que
nunca. Quiero - y necesito- pensar bien a conciencia (con mi cabeza, pero
también con mi corazón) si es que ahora estoy preparado para tener una relación
seria con alguien, si podré hacerla feliz, si podré estar con ella sin
sacrificar en demasía el tiempo que dedico a los estudios o que paso con mis
amigos,... Son muchas cosas las cuales debo considerar, pues en esta decisión
no solo hay un implicado de forma directa, sino que habríamos dos personas
involucradas y nunca ha sido (y nunca será) mi intención dañarla a ella si
finalmente me doy cuenta que aún estoy inmaduro para estos temas y no estoy lo
suficientemente preparado para ello.
En definitiva, creo que
este tiempo de vacaciones me hará muy bien para pensar bien estas cosas y
definir mis pasos a seguir en estos temas y en otros que vayan surgiendo.
También, espero contar con el apoyo de mis amigos (tal como ha sido hasta
ahora) para lograr resolver de buena forma estas preguntas y dudas que han
surgido en mi cabecita este último tiempo.