miércoles, 11 de julio de 2012

Definiciones.


Durante este último tiempo, me he tomado un tiempo (valga la redundancia) para pensar en varios temas y resolver -o intentarlo, al menos- qué quiero para mí en los siguientes meses y años. No es que pretenda ser un maníaco que sigue una detallada planificación de todo lo que hace y dice a cada minuto (me gusta tener control y proyección sobre las cosas, pero nunca a tal extremo), pero creo que estoy en un momento en mi vida en que necesito definir ciertas cosas.

Por ejemplo -yendo a lo más inmediato- en estos días (pero el próximo año) debería estar eligiendo la mención con la cual me titularé de Ingeniero Comercial (Administración o Economía). Tengo tantas cosas que sopesar para tomar esta decisión, como que en lo que quería especializarme en un principio no me está yendo tan bien como en la otra opción o ciertas cosas en un terreno más privado que me están pasando y que también pueden influir en esto. Claro que también debo analizar con mucho cuidado las razones por las cuales no estoy rindiendo: si es porque me cuesta la materia, porque no me gusta o por falta de esfuerzo, qué sé yo. De todas formas, todo esto puede verse de la siguiente manera: tendré que decidir si seguir el sueño que tengo hace varios años (aunque implique sacrificar tener mejores notas o tener que dedicar un mayor tiempo de estudio) o si optar por la opción en la que tendría mayores probabilidades de tener mejor rendimiento académico y que, quizás, se adapte mejor a las circunstancias que he estado viviendo en los últimos meses, pero que a la vez no es la razón por la cual decidí entrar a estudiar Ingeniería Comercial.

Un tema que de cierta forma está relacionado con lo anterior (pues influye mucho en los estudios) es algo que me he dado cuenta ahora último: mi capacidad de memoria. No es nada grave, gracias a Dios, pero me he percatado que esta no rinde mucho para lo que tiene que ver con la Universidad (recordar ciertos procedimientos, cosas así) pero sí para cosas tan irrelevantes para cualquier otra persona –pero no para mí- como recordar los recorridos del Transantiago o las patentes de los buses. Me gustaría que pudiera desarrollar mi memoria tanto o mejor de lo que ya lo hago para esos temas como para mis estudios, porque a veces me frustra bastante fallar en ciertas cosas solo por asuntos de memoria. Pero bueno, al menos sé que tengo la capacidad, me quedaría solo potenciarla más, ¿no?

Otro de los temas que me preocupa -pero a mucho más largo plazo- es algo que está implícito en todo lo que implica crecer, convertirse en un adulto "hecho y derecho" y tiene que ver con qué pasará con mis amigos una vez que entre a trabajar. Ya me ha pasado que desde que egresé del colegio he visto muy pocas veces (casi todas por coincidencia) a mis excompañeros (especialmente a mis amigos más cercanos) y temo que eso suceda (y de peor forma) con mis amigos con los que más comparto en esta etapa de mi vida (que he conocido en la Universidad o en otras circunstancias), porque lo que uno recurrentemente ve es que los adultos no tienen tanto tiempo “libre” después de sus trabajos, pues también deben dedicarle tiempo a sus familias o a hacer las compras y después de eso, recién se ve la posibilidad de juntarse con las amistades (si es que estas pueden, también). Me he dado cuenta que dependo mucho de ellos (a veces, más de lo que quisiera) pues -aunque varias veces ande solo y me gusta pasar ciertos momentos del día sin compañía- es cuando comparto con la gente que quiero, con mis amigos cuando me siento mejor y más feliz, cuando conversamos de los más diversos temas (tanto por complejidad como por temática-en-sí) o cuando simplemente caminamos sin necesidad de cruzar palabra. Estar en compañía sin duda me hace mucho más feliz.

Y el otro tema precisamente tiene que ver con la última frase del párrafo anterior: "estar en compañía sin duda me hace más feliz". Puede que esté cerca del momento en que decida compartir mi vida, mis vivencias, mis temores, mis alegrías, mis expectativas con alguien. En los últimos meses han pasado ciertas cosas,  ha habido ciertos indicios que me han llevado a pensar seriamente en este tema. Me cuesta mucho hablar (en este caso, escribir) de esto pues, a pesar de que a ciertas personas les he dado ciertos indicios sobre esto, es raro para mí hablar del amor de pareja. Nunca he tenido una relación amorosa y nunca me he enamorado de verdad (sí he tenido ciertos “enamoramientos”, mas nada que se acerque a estar dispuesto a tener una relación más seria), pero ahora me siento más cerca de lo que hace poco creía de poder llegar a concretar algo así. Es más, creo que me siento más cerca que nunca. Quiero - y necesito- pensar bien a conciencia (con mi cabeza, pero también con mi corazón) si es que ahora estoy preparado para tener una relación seria con alguien, si podré hacerla feliz, si podré estar con ella sin sacrificar en demasía el tiempo que dedico a los estudios o que paso con mis amigos,... Son muchas cosas las cuales debo considerar, pues en esta decisión no solo hay un implicado de forma directa, sino que habríamos dos personas involucradas y nunca ha sido (y nunca será) mi intención dañarla a ella si finalmente me doy cuenta que aún estoy inmaduro para estos temas y no estoy lo suficientemente preparado para ello.

En definitiva, creo que este tiempo de vacaciones me hará muy bien para pensar bien estas cosas y definir mis pasos a seguir en estos temas y en otros que vayan surgiendo. También, espero contar con el apoyo de mis amigos (tal como ha sido hasta ahora) para lograr resolver de buena forma estas preguntas y dudas que han surgido en mi cabecita este último tiempo.